domingo, 21 de junio de 2009
To be or not to be
La historia de Hamlet contada en inglés con subtítulos en inglés. La parte correspondiente al monólogo está en el minuto 9.
To be, or not to be: that is the question:
Whether 'tis nobler in the mind to suffer
The slings and arrows of outrageous fortune,
Or to take arms against a sea of troubles,
And by opposing end them? To die: to sleep;
No more; and by a sleep to say we end
The heart-ache and the thousand natural shocks
That flesh is heir to, 'tis a consummation
Devoutly to be wish'd. To die, to sleep;
To sleep: perchance to dream: ay, there's the rub;
For in that sleep of death what dreams may come
When we have shuffled off this mortal coil,
Must give us pause: there's the respect
That makes calamity of so long life;
For who would bear the whips and scorns of time,
The oppressor's wrong, the proud man's contumely,
The pangs of despised love, the law's delay,
The insolence of office and the spurns
That patient merit of the unworthy takes,
When he himself might his quietus make
With a bare bodkin? who would fardels bear,
To grunt and sweat under a weary life,
But that the dread of something after death,
The undiscover'd country from whose bourn
No traveller returns, puzzles the will
And makes us rather bear those ills we have
Than fly to others that we know not of?
Thus conscience does make cowards of us all;
And thus the native hue of resolution
Is sicklied o'er with the pale cast of thought,
And enterprises of great pith and moment
With this regard their currents turn awry,
And lose the name of action.[1]
William Shakespeare, Hamlet, Act III, Scene I.
Ser, o no ser,
Esa es la cuestión.
Si es mejor para el alma soportar
los golpes y dardos de la ultrajante fortuna,
o revelarse contra un mar de adversidades
y en dura pugna darles fin.
Morir, dormir, nada más, y con el sueño,
poner fin al sufrimiento
y a todos los males que son herencia de la carne.
Es una consumación que piadosamente deseo.
Morir, dormir… dormir o ¿quizás soñar?
Sí, eso preocupa.
El sueño de la muerte.
¿Qué sueños tendremos
Cuando la muerte nos libere del agobio terrenal
y encontremos la paz?
Y por eso sólo pienso
que es una desgracia tener una larga vida.
Pues ¿quién soportaría las injurias y el látigo del tiempo,
la infamia del opresor,
la soberbia afrenta del orgulloso,
la angustia del amor despreciado,
la tardanza de la ley,
la arrogancia del poder
y los golpes que sufre la virtud de quién es indigno,
si uno mismo pudiera acabar con ese suplicio con un simple puñal?
¿Quién podría llevar la carga gruñendo y sudando
de esta vida fatigosa si no fuera por el temor
de lo que se oculta tras la muerte?
El país sin descubrir,
del que ningún viajero ha logrado regresar,
que nos desconcierta y nos hace soportar males
que ya padecemos, antes que buscar otros que desconocemos.
Así, la conciencia nos hace a todos cobardes.
Y así también el color natural de la resolución
se debilita bajo la pálida sombra de la razón.
Y así empresas de gran peso y entidad
se desvían de su curso
por considerarse ellas mismas como tales,
dejando de parecer acciones.
Hamlet, acto III, escena I.
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