domingo, 5 de julio de 2009
Moguer
Moguer. Madre y hermanos.
El nido limpio y cálido…
¡Qué sol y qué descanso
de cementerio blanqueado!
Un momento, el amor se hace lejano.
No existe el mar; el campo
De viñas, rojo y llano,
Es el mundo, que el mar adorna sólo, claro
Y tenue, como un resplandor vano.
¡Aquí estoy bien clavado!
¡Aquí morir es sano!
¡Este es el fin ansiado
que huía en el ocaso!
Moguer. ¡Despertar santo!
Moguer. Madre y hermanos.
Juan Ramón Jiménez, “Diario de un poeta reciencasado”
Auroras de Moguer
¡Los álamos de plata
saliendo de la bruma!
¡El viento solitario
por la marisma oscura,
moviendo –terremoto
irreal- la difusa
Huelva lejana y rosa!
¡Sobre el mar, por la Rábida,
en la gris perla húmeda
del cielo, aún con la noche
fría tras su alba cruda
-¡horizonte de pinos!-,
fría tras su alba blanca,
la deslumbrada luna!
Juan Ramón Jiménez.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario