sábado, 22 de agosto de 2009

Lady, weeping at the crossroads





Lady, weeping at the crossroads
Would you meet your love
In the twilight with his greyhounds,
And the hawk on his glove?

Bribe the birds then on the branches
Bribe them to be dumb,
Stare the hot sun out of heaven
That the night may come.

Starless are the nights of travel,
Bleak the winter wind;
Run with terror all before you
And regret behind.

Run until you hear the ocean's
Everlasting cry;
Deep though it may be and bitter
You must drink it dry.

Wear out patience in the lowest
Dungeons of the sea,
Searching through the stranded shipwrecks
For the golden key.

Push on to the world's end, pay the
Dread guard with a kiss;
Cross the rotten bridge that totters
Over the abyss.

There stands the deserted castle
Ready to explore;
Enter, climb the marble staircase
Open the locked door.

Cross the silent ballroom,
Doubt and danger past;
Blow the cobwebs from the mirror
See yourself at last.

Put your hand behind the wainscot,
You have done your part;
Find the penknife there and plunge it
Into your false heart.

W. H. Auden



Señora, llorando en los cruces,
¿encontrarás a tu amado,
en el crepúsculo, con sus sabuesos,
y el halcón sobre su guante?

Soborna entonces a los pájaros,
sobórnalos hasta que se queden mudos,
mira el caliente sol del cielo,
que la noche puede que llegue.

Las noches de viajes sin estrellas,
inhóspito el viento invernal,
corre con el terror delante de ti,
y el arrepentimiento detrás.

Corre hasta oír del océano,
su eterno llanto,
aunque puede estar más profundo,
y amargo, tienes que beberlo seco,

Agota tu paciencia ,
en los calabozos del mar,
buscando entre los restos del barco naufragado,
la llave dorada.

Continúa hasta el final del mundo,
paga al terrible guarda con un beso,
cruza el puente podrido que se tambalea,
sobre el abismo.

Ahí en pie está el castillo desierto,
listo para explorar,
entra, sube por la escalinata de mármol,
abre la puerta cerrada.

Cruza la silenciosa sala de baile,
pasados el peligro y la duda,
sopla las telarañas del espejo,
mírate a ti misma al fin.

Pon la mano detrás del zócalo,
has cumplido tu papel,
encuentra allí la navaja y clávala
en tu falso corazón.

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