jueves, 4 de febrero de 2010
La palabra
Desdeñarás tu verbo, el que no te ha aplacado;
no amarás como un hijo el canto que entregaste.
En cada uno de ellos, hombre, te traicionaste,
dijiste otro mensaje, y no el tuyo, sagrado.
Mejor expresa el alma del granado su fruta
de frenesí; mejor, la pluma azafranada
del faisán de oro, dice su Persia apasionada,
y mejor dice el polvo la gran sed de la ruta.
Y mejor todavía, las madre-perlas, duras,
tornasoladas como los ojos de Proteo,
y la medusa que muda como el deseo,
dicen al mar y son sus fieles criaturas.
Hiciste tu palabra con tu carne más roja
y te dolió arrancar su almendra ensangrentada.
El canto fue la médula de tus huesos volteada;
pero, fuera de ti, tu canción es tu mofa.
No tiembla como tiembla tu boca con jadeo
y no entrega la rima tu entrechocar de dientes.
Se muere el canto, como la salamandra ardiente,
saliendo de tu entraña, torcida de deseo.
Gabriela Mistral, del libro inédito Almácigo.
Musicalizado por Manuel Sánchez
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