Tus ojos se me van
de mis ojos y vuelven
después de recorrer
un páramo de ausentes.
Tus brazos se desploman
en mis brazos y ascienden
retrocediendo ante esa
desolación que sientes.
Desolación con hielo,
aún mi calor te vence.
Miguel Hernández,
Cancionero y romancero de ausencias.
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