La poesía nació con el canto. Después, fue recogiéndose en los libros. Pero hoy, todavía, le gusta respirar, cantar, salir al aire libre, al aire.
viernes, 29 de mayo de 2009
Si tú vienes a la romería
(Empiezan a sonar unas guitarras.)
MACHO.-(Se levanta y agita el cuerno.)
¡Ay, qué blanca la triste casada! ¡Ay, cómo se queja entre las ramas! Amapola y clavel será luego cuando el macho despliegue su capa.(Se acerca.)
Si tú vienes a la romería a pedir que tu vientre se abra, no te pongas un velo de luto sino dulce camisa de holanda. Vete sola detrás de los muros donde están las higueras cerradas y soporta mi cuerpo de tierra hasta el blanco gemido del alba. ¡Ay, cómo relumbra! ¡Ay, cómo relumbra, ay, cómo se cimbrea la casada!
HEMBRA.-
Ay, que el amor le pone coronas y guirnaldas, y dardos de oro vivo en su pecho se clavan.
Federico García Lorca, Yerma, acto III.
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